Recientemente leí acerca de los peligros de comer carnes rojas procesadas. ¿Es peligroso comer carnes rojas no procesadas? ¿Es extremista nuestra iglesia al recomendar una dieta vegetariana?

Ha habido informes recientes, que recibieron amplia cobertura en los medios, sobre los peligros de comer carnes rojas procesadas. Científicos de por lo menos diez países diferentes se reunieron en la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), en Francia, en octubre de 2015, específicamente para evaluar el papel de las carnes rojas procesadas, y de la carne roja en sí, en la causalidad del cáncer en los seres humanos.1 Analizaron alrededor de ochocientos estudios epidemiológicos sobre la asociación del cáncer con el consumo de productos de carnes rojas procesadas en muchos países de varios continentes. Se incluyeron diversas etnias y dietas. La expresión “carnes rojas procesadas” se refiere a carnes que han sido saladas, curadas y sometidas a fermentación, ahumado, u otros procesos y métodos de realce de sabor y de preservación. “Carnes rojas” incluye carnes no procesadas de res, ternera, cerdo, cordero, carnero, caballo y cabra; ya sea refrigeradas, picadas o congeladas.

Los estudios fueron cuidadosamente realizados y analizados, e informados en el prestigioso periódico médico The Lancet, y recibió un comentario formal y una advertencia de salud por parte de la Organización Mundial de la Salud. El Grupo de Trabajo de la IARC concluyó que el consumo de carnes procesadas es cancerígeno para los seres humanos, especialmente en relación con el cáncer colorrectal, y probablemente asociado al cáncer de estómago.

Además, concluyeron que el consumo de carnes rojas probablemente sea cancerígeno para los seres humanos, incluyendo el cáncer colorrectal, el pancreático y el prostático. Es importante notar que los Estudios Adventistas de Salud en el pasado han confirmado la relación entre el consumo de carnes rojas y el cáncer de colon.

No debiera sorprendernos, porque desde hace mucho tiempo tenemos instrucciones sobre la dieta óptima, dadas para que tengamos vida abundante, disfrutando de todas las cosas saludables, y evitando aquellas cosas que son dañinas y sus consecuencias. A la luz de los sólidos descubrimientos científicos, la perspectiva clara de Elena de White es aún más convincente:

“Los que comen carne no hacen más que comer cereales y verduras de segunda mano, pues el animal recibe de tales productos el alimento que lo nutre […]. ¡Cuánto mejor sería aprovecharla directamente, comiendo el alimento que Dios dispuso para nuestro uso! La carne no fue nunca el mejor alimento […]. Continuamente sucede que la gente come carne llena de gérmenes de tuberculosis y cáncer. Así se propagan estas enfermedades y otras también graves” (El ministerio de curación, p. 241).

¿Es extremista evitar comidas que pueden ser dañinas? Las enfermedades cardíacas y el cáncer son las principales causas de muerte hoy en día, ¡y las carnes rojas están asociadas o son causales de ambas! No, no es extremista; sino prudente y saludable.

Algunos consejos más: “Entre los que esperan la venida del Señor, el comer carne finalmente se abandonará; la carne dejará de ser parte de su alimentación. Siempre deberíamos tener eso en vista y esforzarnos por trabajar constantemente hacia ese fin. No puedo pensar que al comer carne estemos en armonía con la luz que a Dios le plugo darnos” (Conducción del niño, pp. 359, 360).

“Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados” (2 Crón. 20:20).

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