La primera vez que la palabra esperanza fue mencionada en la “Biblia Almeida Atualizada (ARA)” fue en Rut 1:12. Abatida por la muerte de su esposo y de sus dos hijos, Noemí recomendó a sus nueras “Volveos, hijas mías, e idos; porque yo ya soy vieja para tener marido. Y aunque dijese: Esperanza tengo, y esta noche estuviese con marido, y aun diese a luz hijos”. La palabra esperanza es la traducción del término hebreo תִּקְוָה (tiqwah), con 34 ocurrencias en el Antiguo Testamento (AT).

A ARA ha traducido tiqwah por anhelo (1), cordón (2), deseáis (1), esperanza (28), y expectación (2). Aunque la primera traducción de tiqwah por esperanza ocurra en el libro de Rut, esta palabra aparece por primera vez en Josué 2:18 e 21, donde fue traducida como “cordón”. “He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre” (Js 2:18). “Ella respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella ató el cordón de grana a la ventana” (vs. 21). Para Rahab y su familia el cordón de grana simbolizaba su esperanza de salvación.

Job es el libro del AT con más ocurrencias de la palabra tiqwah. No es por casualidad, que ese patriarca se apegó firmemente a su esperanza en Dios. Ya en el NT la palabra esperanza es la traducción del sustantivo griego ἐλπίς (elpis). La primera ocurrencia está en Hechos 2:26, con alusión a la resurrección. Y la última aparece en 1Jo 3:3 refiriéndose a la esperanza de la segunda venida de Cristo. En las Escrituras, esperanza es una palabra usada varias veces en relación a los temas de la salvación, resurrección, y de la segunda venida de Cristo.

La esperanza en Jesucristo, nuestro Salvador es nuestro “cordón de grana”. “Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia,” (2 Ts 2:16). Amigo, nuestro Dios es el “Dios de la esperanza” (Rm 15:13). Si tú estás perplejo y desanimado, debido a sus problemas, Jesús le extiende un “cordón de grana” de esperanza: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mt 11:28).

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Dr. Wilson Borba es pastor, profesor y decano del Seminario de Teología de la Faculdade Adventista da Amazônia (FAAMA)