“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras enotro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nosha hablado por el Hijo” (Heb. 1:1, 2).

Dios siempre ha buscado darse a conocer. Antes de que el pecado colocara unabarrera entre él y nosotros, la comunicación con Dios era personal y directa. Laúltima vez que ese tipo de comunicación ocurrió fue en ocasión de la entrada delpecado al mundo. Dios salió al encuentro de la primera pareja en el huerto de Edény les anunció las consecuencias de su desobediencia (Gén. 3:8-11). Nunca más elser humano gozaría tal grado de intimidad con Dios al comunicarse con él. ¿O talcomunicación sería, de alguna manera, nuevamente posible? Un hombre tomo lapeor decisión de su vida, al perder la comunicación con Dios cara a cara, productodel pecado, ¿Será que a través de otro hombre podría restablecerse la comunicacióncon Dios?Varios siglos pasaron y la Biblia registra la experiencia de un hombre que gozó deuna comunicación sumamente íntima y directa con Dios. Su nombre fue Moisés. Deél se nos dice: “Y viendo todo el pueblo la columna de nube que estaba a la puertadel tabernáculo, se levantaba cada uno a la puerta de su tienda y adoraba. Y hablabaJehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía alcampamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de enmedio del tabernáculo” (Éxo. 33:10, 11).Luego de la muerte de Moisés, es probable que el mismo Josué agregara losiguiente a la biografía de este gran líder: “Y nunca más se levantó profeta en Israelcomo Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara” (Deut. 34:10). Diosconoció a Moisés cara a cara y, en esa experiencia, Moisés también conoció a Dios.El modo de comunicación entre ellos era muy simple y directo. Ellos hablaban.¿Te imaginas? ¡Hablar con Dios como habla cualquiera con su compañero! Endiversas oportunidades, la Biblia nos señala que Dios tomo la iniciativa parallamar y hablar a Moisés, además de responder a sus inquietudes.

Luego de huir de Egipto, Moisés pasó 40 años en el desierto de Madián. Atráshabían quedado los días de la realeza y de su poder en la corte egipcia. Deben habersido años difíciles: marcados por un pasado con errores y un futuro como pastorde ovejas que contrastaba con el potencial que alguna vez tuvo. No desconocía latriste condición de Israel en Egipto, pero ya nada podía hacer. Ahora era un meroespectador de su propia vida. Al menos, eso pensaba él.Sin embargo, llegó el día en que “lo llamó Dios de en medio de la zarza, ydijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí” (Éxo. 3:4). Perfectamente élpudo rechazar el llamado de Dios e incluso se sintió no merecedor de tan honrosainvitación a servirle, el tomo la mejor decisión de su vida, desde ahí todo cambiaria.Desde aquel día, los diálogos entre Dios y Moisés fueron muchos yprofundos. Hubo ocasiones en las que algunas personas acompañaron a Moisésen el trayecto a sus entrevistas con Dios, sin embargo, era solo Moisés el que seacercaba y dialogaba con Dios (Ej.: Éxo. 24:1, 2). Sin lugar a dudas esas entrevistasa solas con Dios deben haber marcado profundamente la vida de este líder. Sinembargo, podríamos preguntarnos cómo tendría el resto del pueblo de Israel unaexperiencia cercana con Dios.Hubo momentos importantes en la experiencia del pueblo en los que Dios no solole habló a Moisés, sino que además le pidió que compartiera sus palabras y vivenciaspor escrito con el pueblo. Algunos episodios fueron muy positivos, otros bastantelamentables de parte del pueblo. Con todo, Dios invitó a Moisés a que guardara unregistro como memoria de su misericordia y fidelidad. Desde ahí en adelante Moisessirvió al Señor. Necesariamente cuando tenemos una relación estrecha con El,seremos la voz de El para quienes nos rodean. Veamos algunos ejemplos:

– Éxodo 17:14. El pueblo acababa de molestarse con Moisés y con Dios.Dudaban de la presencia del Jehová en medio de ellos debido a que sentíansed y no hallaban agua (vers. 7). La intervención divina fue sorprendente,y todo el pueblo fue testigo de cómo brotaba agua desde una peña enHoreb. A pesar de su rebeldía, Dios mantuvo su fidelidad proveyendopara su necesidad. Poco después de ese incidente los amalecitas salieron apelear con Israel. Moisés recibió instrucciones directas de Dios y, mientraslas siguieron lograron vencer a los de Amalec. Jehová los había librado. Sinembargo, el incidente del agua nos demuestra cuán rebelde y olvidadizo podía ser el pueblo. Por esta razón Dios le indicó a Moisés: “Escribe estopara que sea recordado en un libro” (vers. 14). Es significativo pensar enque estos relatos están en nuestra Biblia hoy debido a que Moisés siguióesta instrucción divina. Nos sirven como recordatorio constante de lafidelidad y paciencia de Dios. La palabra de Dios que hoy tenemos sinduda es el mejor registro de un hombre que tomo la mejor decisión de suvida, tener una vida conectada con su Señor. ¿Tienes una Biblia? Consigueuna, es la mejor manera que tenemos de comenzar una relación íntima connuestro Dios, a través de estas líneas lo conocerás profundamente.

– Éxodo 24:4, 7. En este episodio se registra el optimismo del pueblo.Pretendían guardar todas las indicaciones de Dios (caps. 20-23). Estashabían quedado escritas en “el libro del pacto” (vers. 7). Este libroprobablemente fue creciendo con el tiempo hasta que es colocado al ladodel arca del pacto en donde estaban las tablas de la ley (ver Deut. 31:9-11,26). El optimismo del pueblo sirve de telón de fondo para la narraciónque sigue. Moisés sube al monte para recibir más instrucciones de partede Dios respecto a la forma en que Dios se revelaría a ellos en el Santuario(caps. 25-31). Sin embargo, cuando Moisés regresa al campamento, halla alpueblo quebrantando todo lo que habían prometido: el famoso episodiodel becerro de oro (cap. 32). ¡Qué contraste! El libro escrito por Moisésy escuchado por el pueblo era un testigo poderoso en contra de ellosmismos. Sin embargo, qué hermoso es ver cómo el diálogo íntimo entreDios y Moisés le brinda una nueva oportunidad al pueblo: “Y dijo: Siahora, Señor, he hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio denosotros; porque es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidady nuestro pecado, y tómanos por tu heredad” (Éxo. 34:9).

La comunicación íntima entre Dios y Moisés dan forma a lo que conocemoshoy como el Pentateuco: los cinco primeros libros de la Biblia. Como tales, son untestimonio irrefutable de nuestra debilidad como seres humanos pero, al mismotiempo, proclaman cuán grande es el amor de Dios hacia nosotros.Su Palabra nos recuerda las maravillas que él nos ha prometido. Tal como actuóen el pasado lo hará con nosotros en el presente, sin embargo, ¡cuán fácilmente se nosolvida que tenemos a un Dios poderoso de nuestro lado! Debemos permitir que la Bibliarefresque nuestra memoria y nos invite a confiar en las victorias que Dios nos dará.

Al mismo tiempo, cuan reconfortante es poder repasar las vivencias de pueblo deDios. Nada se oculta: tanto lo bueno, pero especialmente lo malo se nos relata contotal honestidad. La Biblia no busca esconder las imperfecciones y, al hacerlo, nospermite entender que Dios está dispuesto a relacionarse con gente imperfecta. Dioses un Dios de oportunidades; cada error nuestro es una oportunidad en la que él nosmuestra su gracia y fidelidad. La Biblia da testimonio de aquello.La vida de Moisés no fue perfecta. Estuvo marcada por luchas, por el desánimo,el cansancio y, en ocasiones, la frustración. Sin embargo, tomó la mejor decisiónde su vida, en todo momento el diálogo íntimo con su Dios lo sostuvo y supoperseverar.

¿Qué dificultades enfrentas hoy? ¿Necesitas hablar pero no hay quien escuche?¿Te da miedo contar lo que solo podría acarrearte problemas o prejuiciosde los demás? Hay un Dios que escucha y que habla a todo aquel que estádispuesto a ese diálogo íntimo. La Biblia es el resultado de ese diálogo y está atu disposición.El secreto de Moisés fue sencillo: él hablaba con Dios. Tú tienes la mismaoportunidad. Puedes vivir la vida con esperanza al confiar en la Palabra deDios. Recuerda: “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestraenseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación delas Escrituras, tengamos esperanza” (Rom. 15:4).¿Aceptarás las palabras de Dios? ¿Permitirás un diálogo honesto con Dios?¿Quieres ser testigo de cómo la Palabra de Dios